HOLA , AUNQUE YO NO SOY MUY FUTBOLERO AQUÍ OS PONGO UNAS INTERESANTISIMAS REFLEXIONES DE PEP GUARDIOLA , ENTRENADOR DE FÚTBOL.
ESTAS REFLEXIONES ME PARECEN MUY INTERESANTES YA QUE SE PUEDEN APLICAR A TODOS LOS DEPORTES Y POR SUPUESTO TAMBIEN AL CICLISMO.
Tanto el afán de superación como la ambición son necesarios. El deporte es una competición. Pongo siempre el ejemplo de cuando éramos pequeños y en la plaza del pueblo nos poníamos una camiseta y jugábamos “tú contra mí” y yo entonces ya te quería ganar. O cuando hacías toques con el balón; llegaba un momento en el que hacías quinientos, luego hacías seiscientos y el próximo día ochocientos. Yo creo que la superación está en el ser humano. Allá donde trabajas te van poniendo retos: “Ahora viene este reto, después vendrá este otro, éste ya lo he hecho y no me motiva...”. Pero cuando el reto te llama, tú tiras”.
LA INICIATIVA COMO ESTILO
“Nuestra manera de entender el juego es de proponer. Yo no espero a que el otro equipo haga algo, no, yo voy a por ti. Si ganamos será mérito nuestro y si perdemos será culpa nuestra. Nosotros proponemos y otros disponen. Esto se traduce así: “Voy a jugar y voy a ser protagonista, a hacer algo en el partido, no a esperar a que las cosas sucedan”. Y de esos equipos no hay muchos. Sabemos que hacer y crear es más difícil que simplemente estar ahí. Por eso somos admirados en el mundo, por cómo lo hemos hecho”.
LOS LIMITES
“Uno puede pensar: “No he ganado, no he podido, no he sabido”. En este trabajo también hay una parte de responsabilidad en el sentido de que aquí no hay límites y, sin embargo, debemos saber qué podemos pedir y qué no. Por poner un ejemplo, no le voy a pedir a Pep Guardiola jugador que vaya a rematar los córners de cabeza. Tiene que ver con el sentido común de un entrenador que conoce a sus jugadores y sus límites, el hasta dónde podemos llegar. Como entrenador de un equipo, conociendo las competiciones en que juegas, piensas: “Somos capaces de ganar a cualquiera y de ser campeones en todas las competiciones”. Y no lo pienso porque lo hayamos hecho, no, ya lo pensaba antes de empezar. Ellos saben que todo lo que les pido lo pueden hacer. Jamás le he pedido a un jugador algo que no pueda hacer, jamás”.
GESTIONAR LAS CAPACIDADES
“A mis jugadores les pido aquello que pueden hacer para que ante todo se sientan seguros antes de salir al campo. A mí me pasaba cuando era jugador. Antes de empezar yo ya veía el partido aquí -se señala la sien-, veía el partido con los ojos cerrados y lo veía claro. Entonces ese partido iba al bote, me lo pasaba bien. El día que no lo veía y decía: “Esto no lo veo claro, porque el entrenador le está pidiendo a este jugador que haga algo que no hace”, ese día, no hacíamos precisamente un buen partido. Por eso, yo les pido a todos cosas que sé que pueden hacer. Pero no un día, ni dos, hablo de setenta partidos. Hay que conseguir que eso que les pido lo puedan hacer durante setenta partidos y encima se sientan cómodos haciéndolo. Mi tarea es gestionarlo”.
ESTO ES UN JUEGO
“En mi etapa como jugador, cuando jugaba bien y cuando hacía jugar bien a otro compañero, intuía cuáles eran las razones. A partir de los veinticinco o veintiséis años, un entrenador decía: “Hoy jugaremos así” y yo pensaba: “No, así no”. De ahí vienen mis ganas de entrenar. Tenía ideas y pensaba: “Tengo que probarlo, no sé si funcionará pero hay que probarlo”. Y todo viene de lo que había aprendido en el campo con mis entrenadores. En el campo decía: “Esto me hace fácil el trabajo, se lo hace fácil a aquel y a aquel otro”; mi idea era intentar plasmarlo desde fuera y ver si funcionaba. Al final esto es un juego. Mi momento de placer llega cuando me siento delante del ordenador, analizo al contrario y comienzo a jugar: “Si ellos lo hacen así, nosotros atacaremos por aquí, entonces nos atacarán y tendremos que cubrir...”. Ése es el momento en el que cobra sentido mi trabajo”.
TENER TIEMPO
“Para mí era más fácil innovar con el filial porque no contaba con los focos de los medios y, además, jugabas un partido de domingo a domingo. Entonces tenía mucho tiempo para analizar cada partido, volver a verlo y entrenar lo que había ido mal. Podía innovar en los entrenamientos y probar cosas diferentes de lo que habíamos hecho antes. Por poner un ejemplo distinto, si piensas en todos los científicos que están investigando sobre nuevas patologías o nuevos medicamentos, necesitan tiempo. Tiempo”.
LA DERROTA, LA VICTORIA, EL MIEDO
“Lo que te hace crecer es la derrota, el error. Es lo que te mantiene alerta. En la victoria piensas: “Genial, hemos ganado”. Y seguro que hemos hecho cosas mal, pero te relajas. Para lo único que sirve la victoria es para dormir bien. Sin embargo, cuando no tienes esa tensión necesaria, el miedo a quedar mal, el miedo a que te destrocen en la prensa, entonces no te esfuerzas como debes. En este contexto de tensión casi constante, cada decisión tiene mucho peso. Por eso, cuando haces algo, nunca debes creer que debes hacerlo, debes sentir que debes hacerlo. Y esto pasa con la innovación. Innovas si realmente lo sientes. Yo necesito sentir las cosas, no creerlas. Cuando las siento, voy derecho, no tengo miedo y me lanzo”.
“Yo creo que si tuviera que explicar cómo lo hemos hecho durante este tiempo (llevamos tres años y, contando la del filial, ya hemos ganado tres ligas seguidas), lo explicaría a través de las anécdotas y experiencias de cada momento. En un momento tomas una decisión que te obliga a tomar esta otra y, en suma, obtienes este resultado. No se trata de hacer a, b y c, llegar con la corbata bien puesta y entrenar siempre de la misma manera, no. Hoy decido entrenar de esta manera y mañana quizás me levante pensando en hacer lo contrario. Es la gracia de ser entrenador, la intuición”.
LA PRESION Y COMO VIVIR CON ELLA
“Ante la victoria no es que te acomodes, en todo caso te confunde. Pero acomodarte en un entorno tan exigente como el nuestro es muy difícil. Yo he vivido la derrota y lo duro que puede llegar a ser. Yo digo siempre que tenemos un chip en alguna parte del cerebro, antes del partido, en un campo en el que ya has ganado y dices: “Qué bien, qué bien…”. Pero se va acercando el partido y el mismo chip se va activando y te dice: “Ten cuidado, trabaja, hazlo bien, gana, gana, gana, que si no…”. Y esto te pone alerta. Imagina que noventa mil espectadores te silben y al día siguiente haya diez columnas en prensa donde te critiquen. Y luego a los dos días vuelve a ponerte delante de estas noventa mil personas. A la mayoría de la gente la juzga su jefe, A nosotros no. Imagina leer el periódico y que te veas ahí…”
GESTIONAR EL AGOTAMIENTO
“Hay días en que los jugadores vienen y los ves cansados. Llegamos de una serie de siete partidos seguidos y a los diez minutos les digo: “Eh, venga, a la ducha, véte a casa a comer y mañana nos vemos”. Eso es pura intuición. Si están frescos, alargas diez minutos más el entrenamiento, o cojo la defensa y aprovecho para hacer otra cosa. En función de lo que ves vas añadiendo”.
CREAR CANSA
“El más talentoso es el más fatigado. Crear cuesta mucho y cansa mucho. Lo que hacen, de forma natural, jugadores considerados los mejores del mundo, cansa mucho. Tienen que crear y siempre habrá expectativas de que en cada partido hagan tres goles. Eso cansa una barbaridad. Crear cansa. Siempre hay uno del que se espera más y su repercusión mediática es mucho mayor. Y todo eso también cansa”.
UN EXPERIMENTO PARA DETECTAR EL TALENTO
“Si cerrase los ojos y diera a cada jugador una libretita y les pidiera hacer la alineación o elegir a los once mejores, o a los otros diez con quienes les gustaría jugar, cada uno de ellos seguramente acertaría, más o menos. Se pondrían todos, evidentemente, pero con los otros diez no creo que hubiera muchos errores. Por eso digo que cuando voy a fichar a alguien, si me llegan comentarios de los compañeros que han entrenado con él y me dicen “éste es bueno o éste no es tan bueno, o éste es buena gente”, suelo tenerlo en cuenta. Estos son los parámetros en los que uno se tiene que fijar”.
SENTIRSE QUERIDO
“El jugador se va y se va a casa. Yo acabo, gano, tomo un poco de jamón en el vestuario o una copa de vino. Ok, perfecto, hoy hemos ganado. Pero luego viene un jugador que te dice: “No veas cómo está de enfadado el que no ha jugado, el que no has sacado, el que has hecho calentar…”. Y tú te llevas a casa el enfado de ese jugador. Y dices: “A ver qué hago yo para volver a ganármelo mañana”. Y no le puedo decir: “Tranquilo, ya jugarás mañana”. No, porque somos adultos y si le digo: “No has jugado por este motivo”, él lo que entiende es: “Tú quieres a ése y no me quieres a mí”. Porque al final todo se reduce a sentirse querido. Se trata de hacer un trabajo que te guste y sentirte amado. En basket, el entrenador los hace jugar a todos en un partido. Yo en una plantilla de diecinueve o veinte jugadores dejo a diez sin jugar. Y ellos entienden que yo no les quiero, continuamente. Es un drama. Por eso se suele entrenar en períodos de cinco años, porque ni ellos me van a aguantar ni yo les voy a aguantar a ellos”.
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FUENTE - DIARIO SPORT
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